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Atalayas, no podemos bajarnos de los muros. Guerreros no soltemos las armas. Adoradores, no podemos dejar de adorar, buscando restaurar el tabernáculo caído. Evangelistas, es urgente predicar a las almas y ganarlas para Cristo.  Maestros, necesitamos enseñar la Santa Palabra, pura y sin mezclas. Apóstoles, necesitamos estar listos para restaurar, conscientes que Dios es un Dios de restauración. Profetas, alcemos la voz, sonemos la trompeta, no podemos callar. Dios dice: Alcen su voz en cuello y anuncien lo que viene, sin temor, guiados por Mi Espíritu. Pastores, guíen a sus rebaños a obedecer la Palabra y levanten al caído. Son tiempos altamente peligrosos, decisivos, de vida o muerte.

Es tiempo de volver a Dios y humillarnos delante de Su presencia y clamar por Su gracia y Su favor ¡Ahora! (2 Crónicas 7:14)

El Unico Digno

Dios sabía que el hombre nunca podría pagar por sus pecados, y también sabía que era imposible que un hombre viviera una vida completamente sin pecado.  Así que, siendo el Dios de amor que Él es, Dios decidió que Él vendría a la tierra, tomaría un cuerpo humano, viviría una vida perfecta libre de pecado, y entonces pagaría el precio completo por todos los pecados que los seres humanos habían cometido o cometerían.

“De tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna”. (Juan 3:16)

La Palabra de Dios nos describe cómo Dios vino a la tierra en forma de hombre. Se despojó de Su Gloria y murió en una cruz. El sufrimiento y la muerte y el derramamiento de la sangre de Jesús pagó el precio de nuestros pecados. El cuerpo físico de Jesús murió, pero debido a que Él era Dios, la tumba no lo pudo contener. Al tercer día, resucito de entre los muertos y aún está muy vivo hoy, y vive para siempre.

14Así que, por cuanto los hijos participaron de carne y sangre, él también participó de lo mismo, para destruir por medio de la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo, 15y librar a todos los que por el temor de la muerte estaban durante toda la vida sujetos a servidumbre. (Hebreos 2:14-15)

JESUS TRIUNFO! JESUS VENCIO! LA MUERTE NO LO PUDO DETENER!

NUESTRA VICTORIA FUE GANADA POR LA SANGRE DE JESUS!!!

HOY LO ESPERAMOS!!!!

JESUS VIENE PRONTO POR NOSOTROS

La Palabra de Dios dice que El Señor Jesús descenderá del cielo y vendrá por Sus hijos en lo que se llama el arrebatamiento o rapto de la iglesia. 

“16Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero. 17Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor” (1 Tesalonicenses 4:16-17)

Este evento se refiere al encuentro de los santos--los creyentes que estemos separados para Dios--en el aire con nuestro Salvador. El énfasis está que nos encontraremos con El en el aire. 

Aquí es donde se cumple la promesa que encontramos en (Juan 14:2-3) "os tomare" y " En la casa de mi Padre muchas moradas hay" y " voy...a preparar lugar para vosotros." 

Esta promesa no es para todo el mundo sino exclusivamente para su iglesia: Los que hayan recibido a Jesús como El Señor y Salvador de sus vidas y vivan una búsqueda real de El. Claramente vemos que le está hablando a sus seguidores--creyentes. 

El Señor Jesús solo viene por los fieles, o sea su iglesia. El lugar donde El Señor Jesús va a llevar a su iglesia no está en esta tierra. "vendré otra vez" y "os tomare". Donde? A la casa del Padre--El Cielo! 

El Arrebatamiento de la Iglesia ha de suceder cuando menos lo estemos esperando, en “un instante”, “En un abrir y cerrar de ojos”. (I TS 4:17, I CO 15:52)

Quienes no se acerquen a recibir a Jesús como El Señor de sus vidas, y quienes se hagan llamar “iglesia” pero no se aparten de una vida que desagrada a Dios, serán dejados para vivir los peores años que existirán sobre la tierra, en lo que se llama “la gran tribulación”

La iglesia duerme. Vivimos como el siervo que al su Señor estar fuera de la casa  se descuida en sus deberes. Y pensando que todavía tarda en venir comienza a mal usar las cosas de su amo creyendo que le dará tiempo arreglar todo antes de que El llegue. La casa de nuestro Señor somos nosotros mismos. Y también creemos que podremos arreglar todo antes de su venida. Que Cristo vuelve por su iglesia es un hecho--la fecha nadie la sabe. Que habrá aviso, No!--será en un abrir y cerrar de ojos.

Estudiemos con atención y preparemos nuestras vidas para su venida.

Deseas recibir a Jesús ahora mismo como tu Señor y Salvador y ser parte de la iglesia de Cristo que vivirá eternamente con El?

Repite esta oración en voz alta, con fe, creyendo, y rindiéndote totalmente a El:

Amado Dios, ten misericordia de mi, un pecador. Estoy arrepentido de mis pecados. Yo creo que entregaste a tu hijo Jesús el cual murió y resucitó por mis pecados y a partir de ahora lo acepto y recibo como el único y suficiente Señor y Salvador de mi vida. Señor Jesucristo te declaro mi Señor, te declaro mi Salvador, gracias por la vida eterna, Amén.